HACIENDA EL RINCÓN

RECORRIDOS GUIADOS A VINATAS

Punto de salida: Catedral
Tiempo en llegar: 80 minutos Distancia: 28 km.



¿QUÉ INCLUYE ?

Mirador la Noria
Explicación del proceso de destilación en la vinata

Recorrido a pinturas rupestres, callejón del diablo, manantial

Degustación de mezcales 

Comida

Regalo de Experiencia


MÍNIMO 10 PERSONAS
MÁXIMO 30 PERSONAS

La experiencia comunitaria de la vinata Hacienda del Rincón

Por: María Fernanda Romero Mendoza

Instituto de Investigaciones Históricas-FFyL. UNAM 

La carretera que de Morelia lleva a Túmbisca bordea cerros, peñas y riachuelos de agua limpia. El ingreso al poblado recibe a los visitantes con un cartel que además de los datos de oficio –población, altimetría– dice que esta comunidad tiene más de dos siglos de tradición mezcalera, información que no es poca cosa para una investigación que como esta, se ocupa del oficio y de la tradición del destilado de agave para la producción de mezcal, en el municipio de Morelia. 

           Los relatos de las personas de la comunidad ubican en la figura de un guanajuatense, Casimiro Vieira, la llegada de esta tecnología al poblado en los albores del nacimiento de la república mexicana. Las razones son variadas, pero los entrevistados señalan que con seguridad la abundancia de agaves y los manantiales que había en la zona otorgaban la materia prima necesaria para lograr un buen destilado. Esas características continuaron presentes durante los siglos siguientes en los que se consolidó el proceso mezcalero para hacerse parte del patrimonio cultural de esta microrregión.

           Los descendientes de Casimiro conforman buena parte de la comunidad de Túmbisca, como también son frecuentes en este poblado las personas que guardan una estrecha relación con el mezcal. Y si hay alguien que no la tiene, al menos con seguridad alguno de sus antepasados sí la tuvo.

           Lo a veces inaccesible del terreno hizo que, en los momentos de mayor persecución del mezcal, en Túmbisca hubiera personas que lograran preservar la forma tradicional de su elaboración. Unas veces enfrentándose al gobierno –como durante el periodo de la Guerra Cristera– y otras veces sencillamente huyendo de él, particularmente en los años setenta. En todos estos casos destaca la forma en que se preservó el saber tradicional en torno al destilado del agave y el mundo relacionado con esta bebida espirituosa.

           Fue así como en la búsqueda de las distintas experiencias en torno a la producción del mezcal hallamos que en este poblado sigue existiendo un número considerable de vinatas. Y entre ellas nos encontramos con una que no solo cumple con los requisitos de la Norma Oficial Mexicana de producción mezcalera, sino que los miembros que conforman esta pequeña sociedad se encuentran organizados de forma armónica en torno al destilado de agave en esta vinata y la han convertido en un centro de aprendizaje y colaboración colectiva a través del cual han sabido preservar la tradición mezcalera. Por lo anterior, pensamos que la vinata Hacienda del Rincón, es un proyecto económico comunal y de transmisión de conocimiento exitoso sobre el cual vale la pena detenerse un poco.

           Ahora, si como hemos dicho el mezcal en Túmbisca responde a una tradición bicentenaria, el origen de la vinata que ahora nos ocupa es reciente, apenas se estableció como tal en 2012 y comenzó con una veintena de socios que por distintos motivos se han ido disgregando hasta quedar en 6 al día de hoy. Y si bien, cada uno de ellos tiene su propia marca de mezcal, siguen destilando en la misma vinata comunitaria, en la que comparten experiencia unos maestros con otros, así como consejos y –por qué no– la comida que es llevada por las esposas de los maestros, además de apoyarse durante “las trabajadas”, que es como en la jerga de los mezcaleros se llaman a las largas jornadas para producir la bebida final.

           Uno de los socios de la vinata es Bertín Rocha Gutiérrez de 52 años, quien tiene su marca Tío Tín –que es como sus sobrinos lo llaman, de cariño– y proviene de familia de mezcaleros, su padre también destilaba y sus abuelos eran de Etúcuaro; Bertín migró a los Estados Unidos a la edad de 20 años y cuando regresó a Túmbisca comenzó con la siembra del agave cupreata en el ejido. 

Su familia es de tradición mezcalera, su padre sacaba una cantidad relativamente pequeña que comercializaba en la región “de 100 a 150 litros por trabajada”; en todo caso, la producción no podía ser mayor, pues había una constante persecución por parte del Ejército contra los productores de mezcal. La tradición mezcalera de Bertín se remonta más atrás en el tiempo, pues sus bisabuelos, que eran oriundos de Etúcuaro, en el vecino municipio de Villa Madero, también se dedicaban al mezcal.

Óscar García de 42 años comenzó a trabajar en torno al destilado de agave cuando contaba dos lustros de edad, él es otro de los maestros mezcaleros que destilan en la vinata Hacienda del Rincón y responde a una tradición mezcalera por parte de la familia tanto de su madre como de su esposa, Rebeca Vieira de 39 años, cuyos padres y abuelos se dedicaron también a este oficio. La familia de Rebeca es descendiente de Casimiro Vieira, quien como dijimos, dentro de la tradición oral del poblado, fue quien trajo la tecnología del destilad a Túmbisca; y aunque el oficio del mezcal es muchas veces asociado al trabajo masculino, Rebeca recuerda que desde niña ella colaboraba junto a su madre elaborando los alimentos y ayudando en la comercialización del producto, tanto como ayudando a protegerlo de la persecución del gobierno. 

El mezcal de Óscar y Rebeca se llama Como antes, y busca hacer justicia a las formas antiguas de destilado y a la tradición que nutre a la larga tradición mezcalera de la familia. Al momento de hacer esta investigación, Óscar es el presidente de la asociación de productores de maguey del sur de Morelia.

           Gaspar García, a pesar de que aprendió a destilar junto con su cuñado a la edad de 33 años –hoy tiene 64– su oficio principal desde aquel entonces hasta la actualidad es el de resinero, que es otra de las profesiones más antiguas de Túmbisca, y por ello trabaja con los abundantes pinos de la región. Desde hace unos años para acá esta actividad la combina con el destilado de agave, por lo que él es otro de los socios de Hacienda del Rincón, su marca Peña del Agua –además de aludir a los manantiales y cerros que rodean la vinata– también hace referencia a un rancho cercano en el que, recuerda, sus abuelos le contaron que hubo un combate durante la Guerra Cristera hace ya casi un siglo. 

Everardo Rocha tiene 52 años y también es de Túmbisca. Desde pequeño recuerda que en su familia hubo cierta conexión con el mezcal y proviene de una familia de tradición mezcalera, de sus primeros años recuerda la persecución contra los maestros mezcaleros y las técnicas de las que tenían que valerse éstos para poder comercializar las botellas. Al día de hoy él trabaja con agaves que cultiva en tierras rentadas y en la vinata produce su marca de mezcal Soy Roca, en cuyo nombre quiso dejar su huella personal, pues su apellido –que es portugués– traducido al español eso es lo que quiere decir.

           Los últimos dos socios de la vinata son Mario Rocha y Abel Rocha –ambos son hermanos–, y aunque nacieron en el municipio de Arteaga (Michoacán) cuando fueron mayores llegaron a Túmbisca de visita, pues su padre era de allí, y una vez en la comunidad no quisieron salirse de ella; sus trabajos en la comunidad fueron varios. No obstante, como un hecho relevante destacamos que Mario comenzó en 2006 presidiendo la Asociación de Productores de Maguey del sur de Morelia, que buscaba canalizar apoyos para la siembra de esta planta, materia prima del mezcal, y que fue la base para luego canalizar los apoyos federales para que en 2012 iniciara el proyecto de la Hacienda del Rincón; su marca de mezcal, Al pie del cerro rocoso, hace relación a las peñas que rodean el camino a Túmbisca y que resguardan la vinata. 

Su hermano, Abel, es apodado “El Primo” y se vinculó a la vinata comunitaria de la mano del mismo proyecto, aunque él aprendió el oficio de mezcalero de la mano de “su compadre Sergio Rangel”, al igual que lo hizo Amadeo Álvarez; su llegada desde Arteaga estuvo marcada por el fútbol, pues con 16 años Abel Rocha ya era el capitán de un equipo de la liga de San Juan Parangaricutiro. Y ello le abrió muchas puertas en la comunidad de Túmbisca, pero también en otras vecinas, como en el Palmar y en el Páramo; su mezcal se llama El gol del Primo, que, aunque es mayoritariamente cupreata, también realiza ensambles con inaequidens, o como le conocen también “maguey alto”.

La experiencia de todos estos maestros converge en la vinata, lo que hace de ésta, una especie de escuela y de cooperativa exitosa a la hora de preservar esta tradición de la microrregión de Túmbisca, en el sureste de Morelia.